¿Ex fructibus eorum cognoscetis eos?

He puesto en el título un latinajo sacado de wikipedia para compensar que este post esté inspirado en la más rabiosa actualidad, cosa que odio.

Rescato un párrafo de Cuéntalo bien:
En una película conocemos al personaje «por lo que hace o deja de hacer». En una novela podemos encontrar algo como «Y aunque quería coger ese tren, cuando llegó a la estación recordó la noticia sobre un descarrilamiento que había leído hace años, y decidió quedarse en la cafetería tomando algo en lugar de dirigirse al andén». En una película, pensaremos que ese tipo nunca ha querido tomar el tren, y punto.

Y hoy añado: En la vida real, las acciones de alguien pueden contradecir su verdadera voluntad, cómo se siente o cómo dirá luego que se sintió. Cuando en una película hay una contradicción entre las acciones y los diálogos de un personaje, los espectadores tendemos a asumir que está mintiendo. La vida real nos lo pone mucho más difícil: cuando es una persona y no un personaje, ¿juzgamos por los hechos, juzgamos por el relato subjetivo y en primera persona de los hechos?

Porque lo que es imposible es no juzgar: nuestro cerebro no nos deja. Para saber por qué, recomiendo cualquier artículo sobre “Teoría de la mente”: la habilidad socio cognitiva por la que atribuimos pensamientos e intenciones a los demás. Una habilidad muy útil para relacionarnos socialmente ya sea para empatizar, para linchar, o para señalar a alguien con el dedito.