Malos de película

Lo que cuesta ponerse en la piel del antagonista, o del malo de la peli. Leo, de gente que escribe, que su malo es un paleto mafioso movido por el miedo, cuya provecta edad encima le imposibilita para tomar una decisión lógica y razonable desde su punto de vista y circunstancias, y no digamos ya para experimentar el famoso arco de transformación. Así que el malo debe morir al final para que se haga justicia. Hay veces que un malo de tebeo –digo tebeo porque seguro que en el mundo del cómic, que desconozco totalmente, hay malos sofisticados- le viene muy bien al guionista porque le ahorra trabajo: “¿Por qué tu malo hace esto aquí?” “Porque es un hijo de puta y punto”.
Pero yo creo que un antagonista currado, uno que no justificas pero entiendes, uno que le descubre al héroe algo de sí mismo que no sabía (el antagonista es la encarnación del conflicto interno del protagonista, se dice) es casi siempre mejor en un guión.
Cuanto menos, es muestra de empatía por parte de quien lo ha escrito.