Vicios, perezas. Mi bio.

Cuando estudiaba la carrera de periodismo, vi ya en primero que jamás podría ser periodista: si no me enteraba del nombre del rector, de qué me iba a enterar yo de nada para poder contárselo a la gente. La actualidad me importaba poco, y seguirla no se me daba bien. Por eso decidí que tenía que trabajar en algo que disfrutara y me saliera natural, algo que tuviera que ver con mis hobbies. Descartando ser profesional del mus, me quedaba la ficción: me gustaba #1 ver películas y #2 leer. Y en un seminario de producción audiovisual –yo me apuntaba a casi todos los seminarios-, oí que allí en Los Ángeles había gente que vivía de leer películas. Y pensé que eso era lo mío.
Decir que lo conseguí es un poco pretencioso. En realidad, salió: acabé siendo lectora de guiones freelance. Y después de hacer muchísimos informes, el trabajo empezó a incluir un tercer hobby: charlar con gente de la vida y las películas. Más bien, de la vida y de la película que ese alguien quería hacer, para ayudarle con el guión. Preferentemente, con una cerveza sobre la mesa. Mi cuarta afición, y no van en orden de intensidad. Con el tiempo, además, llegaron las invitaciones a dar charlas y talleres, donde se suelen aunar, por lo menos, las aficiones #3 y #4. Mejor aún: llegaban propuestas de otros países, y qué más se le puede pedir a un trabajo si incluye hasta un quinto hobby, que es viajar.
Puede haber guiones que sean un coñazo; desarrollos infernales; talleres sosos. Pero son la excepción. El trabajo de un story editor con suerte es el mejor que se me puede ocurrir porque me permite hacer lo que me apetece. No es que me forre, pero si trabajara en otra cosa y tuviera más dinero me lo gastaría en libros, películas, copas charlando con gente, viajes.
Todo esto lo cuento aquí sobre todo para dar envidia. También para justificarme: la vida me ha tratado tan bien hasta la fecha que no he aprendido a tragar con lo que me da pereza. Para ganarme la vida, me basta con hacer lo que tengo ganas de hacer: entiende que no hay visto esa película; ni sepa quiénes son esos actores; entiende que no vea los Oscars ni me apunte a esa asociación ni acuda a ese sarao, y sobre todo entiende que no me pronuncie sobre temas de actualidad. He llegado hasta aquí, sea donde sea este aquí, huyendo de ella.